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Valoración de Patentes
Cada invención tiene su propio precio y valor, que depende, por lo general, de los factores como los siguientes:
- Importancia de la patente: Las patentes de invenciones de vanguardia, a saber, invenciones que abren camino en nuevas esferas de la tecnología, o son pioneras en el sentido de que dan respuesta a problemas que se plantean largo tiempo atrás, son las que mayor valor revisten. Las patentes que sólo aportan pequeñas mejoras a productos ya existentes son, por lo general, las que revisten menos valor, aunque no siempre sea así.
- El mercado: La dimensión del mercado, el número de artículos que serán fabricados y el costo de cada uno de ellos también incide de manera considerable en el valor de una patente.
- Validez de las patentes: Las patentes permanecen en vigor un máximo de 20 años, lo que significa un monopolio potencial durante todo ese tiempo. Las patentes que acaban de entrar en vigor y susceptibles de preservar esa situación virtual de monopolio suelen, como es lógico, revestir mayor valor.
- Estado de la técnica: El número de documentos citados o de productos patentados que existen en un ámbito de innovación inciden también en el valor de una patente. Por lo general, si el artículo inventado no es si no uno entre otros muchos del mismo tipo, los consumidores tendrán mucho entre lo que escoger y el valor de cada patente en ese ámbito particular revestirá relativamente menos valor que una patente de tipo único a ojos de la clientela.
- Relevancia de la patente: Cada patente es importante por sí misma en una esfera particular y, por lo general, formará parte de una estrategia general de Propiedad Industrial (P.I.) encaminada a maximizar los beneficios potenciales de la misma o a permitir que otras patentes maximicen sus propios beneficios. Entre los ejemplos de este tipo de patentes están las que se utilizan para impedir que terceros se introduzcan en el mercado. A esos ejemplos vienen a añadirse las patentes que complementan una patente inicial y dependen de la protección que confiere esta última para tener éxito.
En la realización práctica de la valoración, se pueden seguir hasta tres enfoques diferentes:
- El método basado en los costes: calcula el valor en función de los costos invertidos en la “construcción” de la patente. Es un “método de sustitución” esto es, el valor de un activo se estima en base a su coste o al coste de construir un activo similar a los precios actuales. El supuesto subyacente de este enfoque es que el coste para adquirir o desarrollar nueva propiedad industrial está acorde con el valor económico del servicio que dicha propiedad industrial puede proporcionar durante su vida útil.
- El método basado en el mercado: basa su análisis en función de lo que el consumidor pagaría por una patente similar con similares atributos en el mercado.
Bajo este enfoque, el valor de la propiedad puede determinarse teniendo en cuenta los precios de mercado pagados por activos similares en transacciones realizadas por terceros.
El método estima el valor de un activo intangible basándose en los precios de mercado de los activos intangibles similares que han sido comprados/vendidos o licenciados entre partes independientes. En otras palabras, proporciona indicaciones de valor mediante el estudio de las transacciones de activos análogos a aquellos para los que se solicita la valoración. - El método basado en los ingresos: Este enfoque implica una evaluación de los beneficios económicos que se espera recibir por la patente durante el resto de su vida útil estimada. Es el método considerado más adecuado porque el valor de la patente radica en su capacidad de generar mayores beneficios en el futuro.
En el método basado en los ingresos los activos se valoran en base a lo que se va a “ganar” en el futuro.
Teniendo en cuenta que cada uno de los métodos requiere un conocimiento extensivo de muchos datos la selección del método dependerá del conocimiento que de los mismos podamos obtener.
Como regla general la fiabilidad del método de valoración disminuye en la medida en que aumentan los ajustes y las presunciones requeridas para completar dicho método. Por tanto, el mejor método suele ser el más simple y directo a tenor de los datos de los que se dispone y de las circunstancias.