Para Jorge Oria, letrado del despacho Abril Abogados, este paso, aunque parezca anecdótico, es esencial para comprender mejor el fenómeno y los problemas que puedan surgir de esta tecnología.
“Legislar sin conocer de primera mano la realidad -y más aún ésta, que implica un salto tecnológico y que cambia nuestra comprensión del fenómeno de la conducción- es un ejercicio absurdo. Lo único que generaría es inseguridad en fabricantes y consumidores”.
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