El derecho que otorga la marca registrada (la facultad exclusiva de prohibir a terceros el uso en el tráfico económico de un signo idéntico o similar al propio para productos o servicios idénticos o similares) está protegido en la Unión Europea en dos planos territoriales que se solapan: el nacional y el de la Unión.
Dadas sus evidentes implicaciones en la libre circulación de mercancías y libertad de establecimiento, en las últimas décadas se ha producido una armonización legislativa en la legislación marcaria que ha permitido que, con matices, las leyes de marcas de los 28 estados miembros sean en la práctica muy parecidas.
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